Un par de días después, ya sin dolor y con la cabeza fría
sin el ataque hormonal, platiqué con él sobre este comentario. Mi amigo me
confesó que no tenía ni la más pálida idea de qué era lo que sentíamos en “esos”
días y me preguntó a calzón quitado sino era puro drama y ganas de tirarnos al
piso, “¿a poco si duele tanto?”. Yo comencé diciendo que todas las mujeres somos
distintas y que afortunadamente no todos los meses quieres darte un balazo, a
veces inclusive pasa desapercibida; también mencioné los distintos umbrales de
dolor, delirios hipocondriacos y ya no sé ni qué más. Tras unos quince minutos
de intentar describir cómo se sienten los terroríficos cólicos, espasmos, inflamación
y molestia generalizada él seguía con cara de what?
En algún punto de la plática mencioné un dolor en la boca
del estómago, él abrió los ojos con un atisbo de entendimiento y dijo algo que
nunca acabé de asimilar: “¡ah!, como cuando te dan una patada en los huevos”… O_o (inserte aquí sonido de grillos)
Por más que nos esforzamos en describirnos el dolor del otro
la verdad es que no entendimos nada, creo que hasta acabamos más confundidos.
Me ha tocado ver llorar (literal) a más un hombre por un golpe en sus “partes nobles”,
he escuchado comentarios que indican que es un dolor persistente que además
deja una molestia e incomodidad que puede permanecer días enteros y te hace
hablar como niña de seis años. Una vez en la secundaria vi a un profesor de
educación física flexionarle las piernas una y otra vez a un compañero que no
se podía levantar del piso después de un percance en un partido de futbol, el
niño lloraba desconsolado y estaba más rojo que una granada, creo que todos nos
preocupamos.
Los hombres dicen que las mujeres somos imposibles de
entender, las mujeres decimos lo mismo de los hombres y es que hay cosas que no
puedes dimensionar porque nunca lo has experimentado.
Este fue un episodio más de: "Misterios sin resolver de la vida diaria"
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