Amas veritas

“¿Has extendido alguna vez los brazos y dado vueltas y vueltas muy muy muy rápido? Bueno, pues así es el amor: se te acelera el corazón y el mundo se te pone al revés…”

Una de mis película favoritas es Practical Magic (a.k.a. conocida como Hechizo de Amor) tiene brujas, alcohol, magia, muertos vivientes, risas y lo más importante es una hermosa historia de amor. Sí, también tengo un lado hiper cursi.

Esta película de 1998 trata básicamente de las hermanas Sally (Sandra Bullock) y Gillian Owens (Nicole Kidman), huérfanas desde muy pequeñas y adoptadas por sus tías. En la historia las mujeres de esta familia cargan una maldición y los hombres de los que se enamoran sufren muertes tempranas.  ´

En la película una de la niñas formula un hechizo para no enamorarse y por lo tanto no sufrir, invoca al hombre de sus sueños, el cual no debería existir pues le atribuye características que cree imposibles. El hechizo es algo más o menos así:

AMAS VERITAS

“El hombre que me ame:  oirá mi llamada en la lejanía, silbará mi canción favorita y  sabrá montar  en pony hacia atrás… sabrá dar la vuelta a los hot cakes en el aire, será maravillosamente cariñoso y su forma favorita será la estrella… y tendrá un ojo verde y el otro  azul…”

Cuando eres niña, te avientas mil ocho mil delirios y desvaríos imaginando cómo sería tu príncipe azul, el hombre de tus sueños. Bueno, así somos las niñas, y apostaría que todas lo hicimos alguna vez.

Esta película está basada en el libro homónimo de Alice Hoffman, nunca lo he conseguido pero estoy segura de que enloquecería  al leerlo. Tengo entendido que el amas veritas original es más extenso e incluye cosas como:

“El oirá mi voz en sus oídos, me dirá entre susurros un te quiero… sabrá cómo hacerme reír en todo momento, sabrá emocionarme en cada beso, será maravillosamente ”perfecto”. Su hobby favorito será jugar conmigo (como niños) y tendrá unos ojos penetrantes como los de ningún otro… “

La realidad es que los hombres de nuestros sueños no son como los imaginamos, detalles que buscabas de pequeña pierden relevancia ante la realidad, dejas de esperar que el susodicho llegue trepado en un córcel y lo cambias porque te ayude a cargar las bolsas del mercado; catafixias los cabellos color de miel por una buena conversación y risas garantizadas; dejas de pensar en bailes elegantes y con vestidos bombachos y eliges domingos en pijama viendo películas con una enorme bolsa de palomitas… y así. Los hombres de nuestras vidas terminan siendo más reales y por lo tanto más maravillosos.

"¿Y tú qué harías por amor? YO ¿qué no haría… por el hombre de mi vida?"