En el nombre del amor... también nos equivocamos

Comúnmente se dice que en nombre del amor se realizan grandes actos de valentía, sacrificios, o cosas que parecen imposibles, los cuentos de hadas nos enseñan que el amor lo puede todo y nos lanzan a la vida con la ilusión de encontrar a una persona con la que -nada más de verla- podremos comenzar a cantar a la mitad de la calle como en musical de Brodway.

La parte triste es que nadie nos advierte que también podemos acabar con el corazón estrellado en pedacitos, que pueden traicionar nuestra confianza, que estamos destinados a cometer pequeños o grandes errores por culpa del dichoso amor y que seguramente vamos a lastimar y/o ser lastimados.

Soy una cursi de lo peor y creo que el amor es la fuerza más grande del multiverso, a pesar de las madrizas que me han tocado sigo pensando que el riesgo a salir hiper golpeado vale la pena, no me arrepiento de nada, hoy estoy donde y con quien quiero y debo estar.

Sin embargo, miro a mí alrededor y me deprimo, tengo corazón de pollo y la mala costumbre de sufrir por las penas ajenas, diariamente me pregunto cómo es que mis amigas y amigos no se dan cuenta que sus parejas les están jugando chueco o que simplemente no los están valorando y/o respetando.

No creo tener ni pizca de autoridad moral para juzgar que se debe o no hacer en el amor, no después de la pinche arrastrada que me acomodó mi ex, pero creo y sólo creo que aprendí muchas cosas en tan deprimente proceso. La experiencia de una vida en pareja no tiene precio, una vez que ya regaste el tepache con singular alegría la perspectiva te cambia 360°, yo al menos tal vez no sepa exactamente qué es lo que quiero pero sí sé muy bien que NO quiero.

Esto del amor no debería ser tan complicado, o tal vez nosotros nos lo complicamos, a estas alturas ya ni sé.

Hoy cuando veo tanta gente metida en relaciones “normales” no hago más negar con la cabeza, sí, yo estuve ahí y por varios años, cometí muchos errores, chingué y me chingaron y saben qué es lo peor, no me daba cuenta de lo mal que estaba todo… hasta que fue demasiado tarde. Sin embargo, aprendí que eso no es lo que quiero, no es lo que necesito y mucho menos lo que me hace feliz.

No hay una receta para la relación "perfecta", aborrezco esos libros de superación personal que venden este tipo de secretos a las almas pérdidas, eso es lucrar con la ingenuidad y la angustia mental de los seres humanos.

 
Creo que es simple: tenemos que tratar de ser genuinamente felices, no aparentar que lo somos, muchas veces nos autoengañamos y ponemos mil ocho mil pretextos para continuar relaciones que nos hacen ser terriblemente miserables cuando lo más sano sería poner todo en la balanza y decidir si tiene o no solución, y si no la tiene… ¿saben porque se cortan los miembros gangrenados?