sábado, 30 de agosto de 2008

Guardias y MariSun

Mi trabajo es de 24x7, como monitoreamos la información que generan los medios, nunca hay descanso (ni siquiera el 1º de mayo, Reforma nunca para). Para los fines de semana, nos repartimos en tres equipos o guardias y nos toca ir un sábado, al siguiente fin el domingo, y el siguiente descansamos completo para luego volver a empezar.

Odio las guardias, son en verdad desgastantes, entre semana somos entre ocho y nueva personas las que revisamos todos los periódicos, en fin de semana somos tres... ¡¡¡TRES!!!, y ni siquiera es equitativo el reparto de periódicos, los coordinadores revisamos más que lo demás. Como si esto no fuera suficiente, he de decir y admitir casi con lágrimas en los ojos que desde que se fue Marisol todo se ha vuelto peor. Snif... Marisol, María del Sol, MariSun, ella era mi amiga, tal vez la única que logré hacer en esta oficina, y ella se fue en busca de algo mejor, digo, no la culpo pero ah como la extraño. Ella era coordinadora igual que yo, llevaba casi cinco años aquí y las guardias con ella eran cansadas pero altamente divertidas. Además ella era la "encargada de la guardia" y yo su apoyo, yo siempre trataba de ayudarla mucho y así nadie se cansaba de más, bueno ahora yo soy la encargada de guardia, y tengo dos apoyos que no valen juntos ni un quinto de lo que Marisol valía. En conclusión chínguese Ana.

Salgo muerta, sobre todo los domingos, porque salen revistas semanales (Proceso, Siempre! y Milenio Semanal). Y en serio hay días que no sé ni como me llamo al acabar de revisar, sólo veo letritas y más letritas pero ya no palabras. Entre mis 18 cuentas, los pendientes y requerimientos especiales y andar de nana de todos para que no se atrasen y hagan las cosas medio decentemente, está cañón.

Para colmo, hoy faltó uno de mis dos revisores, o sea que en vez de acabar de revisar como a las 10 am, me levanté después de las 11 y eso que juro que metí el turbo. Si se me fue algo, lo siento, es demasiado, uno hace lo que puede, pero continuamente en esta oficina me explotan de más.

Ah... ¿Por qué sigo aquí? Pues porque yo tengo que salir al final, esperar a que tooooooodos terminen para cerrar la oficina, y hay una chava que está terriblemente sobrecargada de trabajo y cada guardia me tengo que quedar a ayudarle y esperarla, sinceramente no es su culpa, nuestro jefe se mancha.

(Inserte aquí un suspiro gigante)

Ahora a tomarme un Frapuccino de cajeta de Starbucks VENTI! La penas con azúcar y cafeína son buenas...

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