Seguimos con las novedades, cambios y descubrimientos de 2011, definitivamente este año ha sido memorable en tooooodos los aspectos, para bien y mal me han pasado muchas cosas, parece que sigo y seguiré trepada en la montaña rusa.
Pero bueh, el punto el día de hoy es darme cuenta de que al fin, después de 27 añotes aprendí, a vivir con mi nombre: Ana María ¡Caray, creo que ya hasta me gusta y le estoy tomando cariño!
Desde que recuerdo me ha chocado mi nombre por más de una razón, por ejemplo, Ana es uno de los nombres más pinches comunes que hay en México y el mundo, he conocido más “Anas” en mi vida que “Juanes” y “Josés” ¡JUNTOS!
También tenemos la canción de ♪ ♫ Ana Ana bobana, banana, bana fofaza fi fai mo mana Ana… ♪ ♫ es algo con lo que uno tiene que aprender a vivir, a todo el mundo le causa gracia menos a las “Anas”, se los prometo.
Como si lo anterior no fuese suficiente está el diminutivo “Anita”, el cual me causó retortijones desde los 12 años, ese apelativo tal vez sea adecuado para una niña de primaria peinada de dos colitas, calcetas blancas y zapatos de charol, pero para una adulta contemporánea cuasi treintañera me suena ridículo. El argumento de “es de cariño” siempre me ha parecido inválido porque a más del 80% de las personas que conozco laboralmente se les hace fácil decirme “Anita” y a muchos no los vuelvo a ver en mi vida ¡cariño mis polainas!
Santa Ana, Ana Bolena, Ana La Loca, Anita la Huerfanita… todo el mundo encuentra una manera de llamarme haciendo alusión a alguna “Ana” famosa, admito que eso si me da risa en ocasiones,
¿Y cuál es mi segundo nombre? María… Really??? Aunque siempre que hago caras porque no me gusta mi 2do nombre me recuerdo a mí misma que pudo haber sido peor, por ejemplo, pudieron llamarme “Lupita”… ¡¡¡el horror!!!
María a secas siempre me sonó feito, y es que hay trágicas asociaciones con la India María, María Mercedes, María la del Barrio, La Virgen María y anexas. Nomás nunca me había convencido y además si ke sumamos que mi familia cuando me regaña o se enoja aplica el básico: ¡Ana María ven para acá! :S
El único uso de María que realmente me ha hecho sonreír es el de La Vida es Bella: ¡María la llave!
Y de repente resulta ya me gusta mi nombre, no sé si sea mi nuevo estado zen o la alineación de un par de planetas pero así es, siéntanse en libertad de decirme como se les dé la gana. Pensándolo, también puede ser que con Necro he desarrollado una mecánica teatral muy divertida donde nos hablamos dramáticamente más o menos de esta forma:
- ¡Ana María, sé que estuviste con otro hombre!
- ¡No Luis Fernando, no hagas caso de esas calumnias infundadas, yo sería incapaz!
Cuál telenovela de los 90s y obvio es muy divertido, la gente se nos queda viendo raro, jojojojo
(Inserte aquí un gran suspiro)
O igual y es la edad y ya maduré… naaaaaaaa
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