En años anteriores he dicho que el 13 de mayo es mi día
favorito del año, lo espero con ansia desde un mes antes, planeo cosas
especiales, alguna salida, una cena, algo diferente para ese día o días, porque
la verdad es que me encanta andar celebrando toda la semana. Todo mayo es
siempre una excusa para lo que se me ocurra, nomás por mi cumple.
Este año todo estuve bastante tranquilo y me siento rara, no
estoy segura de que me guste del todo.
En la oficina hubo pastelito, mañanitas, abrazos y
felicitaciones, un cumpleaños dignamente Godinez, la verdad me reí bastante con
tanta babosada y hasta me tocó ir a comer al Beer Factory a tomarme un par de
chelas. Palomita para las compañeritas de la oficina.
En casa fue… tranquilo, creo que no hay otra manera de
definirlo, pedimos sushi para cenar el lunes y de regalo un infusor de té que
ya quería desde hace meses (Necro alimentando mi espíritu hipster).
Este fin de semana quería ir a comer o cenar a alguna parte
pero andaba con los chakras desalineados y pasamos el domingo fundidos con el
sillón viendo películas y comiendo pizza, la flojera total, jejeje.
Me siento como si me faltara algo, como si este 13 de mayo
hubiese pasado de noche y casi sin darme cuenta. Lo único bueno es que cada año serán nuevos recuerdos y nuevas experiencias.
Arranca la cuenta regresiva para los treinta.
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