lunes, 4 de noviembre de 2013

Días lluviosos

Desde que recuerdo siempre me han gustado los días lluviosos, de pequeña me le escapaba a mi madre y echaba a correr por la calle brincando en todos los charcos que me encontraba, me daba unas agripadas marca llorarás pero nunca aprendí la lección.

Me gusta ver llover, el olor a tierra mojada, el ambiente fresco, los paraguas de colores y que la lluvia ahuyenta a la gente de las calles... errrrrr bueno a los peatones, porque el tráfico se pone infernal.

Me encanta la lluvia pero detesto lo que trae consigo: el caos vial, el olor a ser humano sofocado en el transporte público, las botas de hule que son la cosa de peor gusto en la historia de la humanidad (sí, peores que los crocs), las goteras dentro de los microbuses, que se me empañen los lentes y no vea nada, el golpe de calor húmedo que hasta pegajosito te deja al viajar en metro, las salpicadas de los automovilistas, la neurosis de los automovilistas y una gran lista de etcéteras.

La lluvia es para disfrutarse empiernado en tu sala, tomando café y viendo películas, asomándote a la ventana y viendo el agua correr, escuchando como choca contra la baqueta o tal vez cantando bajo la lluvia con o sin paraguas, sin preocupaciones, sin que importe que termines empapado… de otra manera, lo admito, puede ser una monserga.


1 comentario:

  1. hola chica, tengo un tiempo relativamente corto leyendote, y tengo que decirte que me gusta como lo haces y con lo que te he leido como base de comportamiento y forma de pensar y actuar, puedo afirmar que me gustas...

    saludos...

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