Hace más o menos cuatro años cuando trabajaba en la
maquila informativa (por ahí creo le dicen agencia de monitoreo de medios) leía
cualquier cantidad de periódicos día tras día, las notas informativas se me revolvían
unas con otras en la cabeza, las columnas de negocios se intercalaban con los
chismes de la farándula y los reportajes de fondo parecían no tener fin, así
eran mis jornadas laborales.
En medio de ese apabullante océano de letras e
información me encontré con un pequeño salvavidas que hacía mis días un poco
más llevaderos, una columna que no sólo me hacía sonreír y soltar algunas carcajadas, me ponía a reflexionar, morderme la uñas y darme uno que otro tope
contra el monitor de mi computadora, así llegó a mi vida Anna Bolena Meléndez con su columna “Y sin embargo se mueve”.
¿De qué trataba este espacio? De relaciones humanas,
de cuanta locura tenemos las mujeres en la cabeza, de frivolidades,
indecisiones y dilemas femeninos. En aquellos lejanos días la autora era una
mujer en busca del amor que no se daba por vencida a pesar de sus fallidas
relaciones, sus sube y baja personales, laborales y de la vida diaria en sí misma,
todo relatado de una manera fresca y divertida.
El tiempo pasó y gracias a todos los dioses cambié de
trabajo, a mi nueva oficina sólo llegaba Reforma y El Universal, la verdad es
que a pesar de que podía leer la columna de mi tocaya en línea al poco tiempo la
fui abandonando.
Hace poco menos de medio año volví a cambiar de
trabajo (yeih!) y así nuevamente tuve en mis manos el Excélsior, creo que no
había pasado ni una semana y yo ya estaba viendo si Anna Bolena seguía contando
sus peripecias, así me enteré que la susodicha había encontrado a su Cirilo
(cariñoso término acuñado por la autora para denominar a los hombres, las
mujeres somos Cirilas) y no sólo eso, se había casado con el susodicho, un tal
Mr. JC. Yo con mi mala costumbre de encariñarme con gente que ni conozco
(locutores, moneros, profesores, periodistas etc.) me puse feliz por ella y
retomé su lectura diaria con renovado interés.
¿Qué me pareció “Y sin embargo se mueve” después de
todo este tiempo? Me gustó aún más, la perspectiva femenina de la autora me sigue encantando, me parece franca y real, la vida de casada, haber encontrado
el amor y creo que hasta mudarse de país le sentó muy bien y ahora regaña a sus Cirilas el doble porque sabe que somos unas azotadas de lo peor.
- Que si las mujeres estamos locas, bueno pues sí, un poquito, la verdad, nada nos cuesta admitirlo.
- Que si nos dan nuestros “días azules” y no hay manera de que los chakras se nos alineen, pues también, y ni nosotras sabemos por qué y hasta gordas caemos.
- Que si a los hombres no los entendemos porque son “simples”, pues es real, pero ellos a nosotras menos.
- ¿Que si se puede encontrar el amor? pues sí, pero no son enchiladas, hay que ser paciente, dejar de andar por la vida pensando que el primer fulan@ que se nos cruza es el amor de nuestras vidas.
- ¿Que si puede haber una convivencia sana de vida en pareja? Hay que echarle muchas ganitas, pero sí, cómo de qué no.
Hoy en uno de esos vagabundeos por internet descubrí
que Anna y su Mr. JC tienen hasta una página juntos, escriben y contestan
cartas de locos enamorados y desenamorados, ahí les dan zapes virtuales a los
que llegan gimoteando por un consejo. La idea me pareció romántica en un
aspecto más allá de lo creíble… Cirilo y Cirila escribiendo juntos…
Tal vez no sea del gusto de todo mundo pero me daré
mis vueltas por Tacones y Corbatas.
Gracias por Cirilandia tocaya :)
Esta entrada fue patrocinada por mi lado más cursi…
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